Las Princesas también eructan

Las princesas también eructan

Era una tarde tormentosa con mucho frío: resumiendo, no era un día muy hermoso para que Cenicienta y su prometido Andrés se casarán en el parque El diablo.
Eran las tres y ni siquiera el cura había llegado, sólo el príncipe . Pasaban los minutos y, empapado Andrés decidió volver a su casa donde había una carta que decía:
"Andy:
Lamentó decirte que me dieron una beca para la universidad en Miami. Volveré en seis años, no me busques porque en la universidad no aceptan visitas. Acordaré de lavar mi ropa, saludos
 Cenicienta.
Cuando el príncipe vio esto, quedó fascinado, ya que podrá quedarse con todos los miles de dólares de Cenicienta. Al pasar los años, Andrés armó una nueva vida en una mansión con sus amantes:  eran siete, una para cada día de la semana. El problema llegó cuando se enteró de que Cenicienta volvería en tres días y que quería  casarse nuevamente.
Lo primero que hizo fue mandar a matar a cada una de sus amantes, luego cotizar la casa con todos sus muebles y por último preparó la boda, pero esta vez con un rabino ya que Cenicienta era judía.
       Toda la boda salió perfecta y, para celebrar, Cenicienta lo invitó a cenar a un restaurante muy lujoso. Luego volvieron a la casa de Andrés, pero él se descompuso y empezó a sentirse muy mal mientras decía con una voz muy baja:
- Ayúdame ¡por favor!
- Mejor andá pensando en tu funeral ¡Porque ya no te soporto, aguanté años portándome como una esclava y sin poder comer en mi cama, contratar Netflix o poder ser corredora de autos como en mis sueños y, cuando me voy ni te importó! ¡Por eso envenené tu comida para que sufrieras!-dijo Cenicienta, enojada, mientras empujaba a Andrés fuera del auto.-¡Hasta nunca!
Ahora Cenicienta cumple cadena perpetua en la cárcel ya que se olvidó de que ese veneno no alcanzaba para matar a un ser humano, entonces el príncipe le hizo, un juicio que ganó y no solo  la mandó presa sino que todo sus riquezas quedaron para él.

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